Lo que sí podemos afirmar acerca de
los juegos infantiles es que todos están condicionados por el clima, la
posición social y las costumbres. Así, hay juegos infantiles en los que
solamente participan las niñas, otros que son propios de niños y una mayoría en
que ambos participan indistintamente. Hay algunos juegos que son comunes a
distintas zonas y otros que se practican solamente en fechas determinadas. Hay
juegos que son muy elaborados y otros extremadamente sencillos. Y por último,
hay juegos que se nos presentan como originales y otros como variantes locales
de otros juegos mucho más extendidos. De todos estos, el filotxo abarca todos
los extremos mencionados.
En efecto, el filotxo es la variante
local alavesa de un juego perteneciente a una familia de juegos infantiles
diseminada por toda la península ibérica. A pesar de sus múltiples nombres y
variantes (Pita, Pitoña, Billarda, Villarda, Bilarda, Bigarda, Billa,
Estornela, Marro, Pic i Pala, Bólit, Chirumba, Escampilla, Toña, Mocho, Tala,
Talita, Lirio, etc), todas tienen en común los mismos materiales.
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Filotxo y palo |
Para jugar solamente se necesita un palo pequeño de
unos 20 cm. de largo y afilado en ambos extremos (el filotxo), y otro palo más largo (de
hasta un metro).
En casi todas partes el juego era
practicado por los niños y a veces por las niñas. En cambio, la variante de la
Pita la practicaban las niñas con la ocasional participación de un varón. Lo
mismo ocurría en Alava con el Ganbotxo (que se practicaba en Heredia), con la
salvedad de que lo practicaban las mujeres en general y solamente durante la
Cuaresma, en un terreno desnivelado cercano a la ermita de San Bartolomé.
El Filotxo, en cambio, según se lo
practicaba en la zona alavesa de Manzanos era practicado exclusivamente por las
niñas y era un juego infantil que se practicaba todo el año. Según nos cuentan
Guadalupe y Juliana Martínez Gamarra, las participantes se dividían en dos
grupos. Una de las chicas tomaba una pieza de madera verde de unos veinte a
veinticinco centímetros de largo y con los extremos
aguzados (el filotxo), y un palo de unos cincuenta centímetros, con
uno de los extremos algo desbastado, para asirlo cómodamente. La acción
consistía en tomar el palo con una mano y el filotxo con la otra, lanzar el
filotxo al aire y con el palo golpearlo para lanzárlo lo más lejos posible. Las
participantes del bando contrario a la lanzadora debían atrapar el filotxo en
el aire valiéndose de sus delantales. La que atrapaba el filotxo sustituía a la
que lo había lanzado.
La distancia entre el lanzamiento y
la recogida del filotxo la medían por medio del palo (tres palos equivalía a un
punto). El bando o equipo que más puntos lograba ganaba el juego y se hacía con
el premio: caramelos, etc.
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