sábado, 11 de agosto de 2018

Euskera

El Euskera en Islandia


En la primera mitad del siglo XVI los balleneros vascos configuraron la primera industria ballenera a gran escala en Terranova que tenía sus bases en diez puertos de la costa sur de Labrador. Entre 1560 y 1570 faenaron en la zona unos 30 barcos. Eran en total más de 2.000 personas que llegaron a cazar unas 400 ballenas. A comienzos de siglo XVII la caza disminuyó, por lo que buscaron nuevos espacios que les llevaron a las islas Spitzberg, Islandia y el norte de Noruega a principios de 1600.
Se sabe que por lo menos desde 1613 los balleneros vascos cazaban en las aguas que bañan Islandia, siendo los primeros que lo hacían por esas latitudes. Las crónicas islandesas dicen que los vasco-franceses fueron los primeros en cazar ballenas en aquellas latitudes. Existen documentos islandeses que acreditan la llegada de balleneros vascos ya en el año 1613, pero es probable que llegasen años antes. Se sabe también que aunque los islandeses no estaban acostumbrados a ver barcos balleneros lo cual les causó cierto estupor inicial, las relaciones que se entablaron entre ellos, sobre todo comerciales, fueron muy cordiales. Llegaron a existir enlaces familiares pues al alternar seis meses entre la península e Islandia hubo quienes mantuvieron familia en ambos lugares. Tal fue el entendimiento que para comunicarse usaban una jerga, mezcla de vasco e islandés conocida como vasco-islandés.
Con todo, las relaciones entre los islandeses y los balleneros vascos no fueron siempre pacíficas. Hay un episodio muy sangriento conocido como Spánverjavígin ("la matanza de los españoles") relacionado con su presencia en Islandia: la muerte a manos de los islandeses de 32 marineros vascos bajo el mando de los capitanes Pedro de Aguirre, Esteban de Tellería y Martín de Villafranca. Estos sucesos acontecieron en los Fiordos del Oeste, entre 1615 y 1616, cuando, tras el naufragio de tres barcos balleneros fueron asesinados por causas no muy claras.
El vasco-islandés fue, entonces, una amalgama  hablada por los pescadores y balleneros vascos y los habitantes de Islandia, y que se caracterizada por combinar los rasgos sintácticos, fonéticos y morfológicos de una lengua con las unidades léxicas de otra. No tenía una gramática estructurada estable y apareció por tratarse de una zona de contacto pesquero intenso de poblaciones lingüísticamente diferenciadas. En esta jerga también es notable la influencia del francés y el inglés, fruto de la convivencia y el comercio entre pescadores de distintos países en las aguas del Atlántico norte.
Tenemos noticia de esta jerga gracias al curiosísimo  «Glosario vasco-islándico» aparecido por primera vez en un libro escrito en latín editado en Ámsterdam en 1637. Su autor fue el filólogo Nicolás Gerardus Hondricus Deen, que lo compuso con la supervisión del rector magnífico J. van der Hoeve. En el Glosario se incluye un estudio del artículo definido vasco y otro del modo de verter los infinitivos islándicos al euskera. Así como un estudio ortográfico y otro fonético. En la obra también se incluye la lista pormenorizada de los dos vocabularios.
Este libro fue hallado por Angel Irigaray en su paciente investigación con los empleados de la Biblioteca de la Diputación de Guipúzcoa.
Este manuscrito de gran interés data del siglo XVII y se conserva en el Instituto Arni Magnússon de la Universidad de Islandia, en Reikiavik. Como queda dicho, el manuscrito consta de dos glosarios, el primero de 16 páginas, con 517 palabras, y el segundo de 10, con 228 palabras. En total cuenta con 745 palabras en ambos idiomas.
En el manuscrito se pueden encontrar palabras de uso común, así como otras propias de la actividad ballenera y su medio. Según las investigaciones que se han llevado a cabo sus autores podrían ser dos personas diferentes, participantes en aquellos contactos comerciales y personales entre balleneros vascos y la población local islandesa. Muchos de los términos vascos son propios del dialecto labortano. Esto parece indicar que los posibles establecimientos vascos en la región de Vestfirdir, de donde procede el manuscrito, serían de la zona vasco-francesa de San Juan de Luz. Se convirtió así la lengua vasca en la primera lengua viva para la cual se hizo un diccionario, aunque rudimentario, en Islandia.

 
Una de las páginas del glosario vasco-islándico.