sábado, 1 de septiembre de 2018

Colección Liburuzale - número 5

HISTORIA DE LOS VASCOS EN EL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y CIVILIZACIÓN DE AMÉRICA

(TOMO 3)

por Segundo de Ispizua

 



"Esta es la historia del origen o formación de aquellas nacionalidades, su topografía, algo de sus razas primitivas y el cúmulo inmenso de dificultades de todo género con que debieron luchar aquellos héroes y aventureros que sometieron tan vastos, apartados, y, por su grandiosidad, indescriptibles territorios, a la Corona de Castilla, en el breve tiempo de cosa de medio siglo. No hay hazaña igual a ésta en los anales del mundo."

*Este tomo cierra la trilogía.


sábado, 11 de agosto de 2018

Euskera

El Euskera en Islandia


En la primera mitad del siglo XVI los balleneros vascos configuraron la primera industria ballenera a gran escala en Terranova que tenía sus bases en diez puertos de la costa sur de Labrador. Entre 1560 y 1570 faenaron en la zona unos 30 barcos. Eran en total más de 2.000 personas que llegaron a cazar unas 400 ballenas. A comienzos de siglo XVII la caza disminuyó, por lo que buscaron nuevos espacios que les llevaron a las islas Spitzberg, Islandia y el norte de Noruega a principios de 1600.
Se sabe que por lo menos desde 1613 los balleneros vascos cazaban en las aguas que bañan Islandia, siendo los primeros que lo hacían por esas latitudes. Las crónicas islandesas dicen que los vasco-franceses fueron los primeros en cazar ballenas en aquellas latitudes. Existen documentos islandeses que acreditan la llegada de balleneros vascos ya en el año 1613, pero es probable que llegasen años antes. Se sabe también que aunque los islandeses no estaban acostumbrados a ver barcos balleneros lo cual les causó cierto estupor inicial, las relaciones que se entablaron entre ellos, sobre todo comerciales, fueron muy cordiales. Llegaron a existir enlaces familiares pues al alternar seis meses entre la península e Islandia hubo quienes mantuvieron familia en ambos lugares. Tal fue el entendimiento que para comunicarse usaban una jerga, mezcla de vasco e islandés conocida como vasco-islandés.
Con todo, las relaciones entre los islandeses y los balleneros vascos no fueron siempre pacíficas. Hay un episodio muy sangriento conocido como Spánverjavígin ("la matanza de los españoles") relacionado con su presencia en Islandia: la muerte a manos de los islandeses de 32 marineros vascos bajo el mando de los capitanes Pedro de Aguirre, Esteban de Tellería y Martín de Villafranca. Estos sucesos acontecieron en los Fiordos del Oeste, entre 1615 y 1616, cuando, tras el naufragio de tres barcos balleneros fueron asesinados por causas no muy claras.
El vasco-islandés fue, entonces, una amalgama  hablada por los pescadores y balleneros vascos y los habitantes de Islandia, y que se caracterizada por combinar los rasgos sintácticos, fonéticos y morfológicos de una lengua con las unidades léxicas de otra. No tenía una gramática estructurada estable y apareció por tratarse de una zona de contacto pesquero intenso de poblaciones lingüísticamente diferenciadas. En esta jerga también es notable la influencia del francés y el inglés, fruto de la convivencia y el comercio entre pescadores de distintos países en las aguas del Atlántico norte.
Tenemos noticia de esta jerga gracias al curiosísimo  «Glosario vasco-islándico» aparecido por primera vez en un libro escrito en latín editado en Ámsterdam en 1637. Su autor fue el filólogo Nicolás Gerardus Hondricus Deen, que lo compuso con la supervisión del rector magnífico J. van der Hoeve. En el Glosario se incluye un estudio del artículo definido vasco y otro del modo de verter los infinitivos islándicos al euskera. Así como un estudio ortográfico y otro fonético. En la obra también se incluye la lista pormenorizada de los dos vocabularios.
Este libro fue hallado por Angel Irigaray en su paciente investigación con los empleados de la Biblioteca de la Diputación de Guipúzcoa.
Este manuscrito de gran interés data del siglo XVII y se conserva en el Instituto Arni Magnússon de la Universidad de Islandia, en Reikiavik. Como queda dicho, el manuscrito consta de dos glosarios, el primero de 16 páginas, con 517 palabras, y el segundo de 10, con 228 palabras. En total cuenta con 745 palabras en ambos idiomas.
En el manuscrito se pueden encontrar palabras de uso común, así como otras propias de la actividad ballenera y su medio. Según las investigaciones que se han llevado a cabo sus autores podrían ser dos personas diferentes, participantes en aquellos contactos comerciales y personales entre balleneros vascos y la población local islandesa. Muchos de los términos vascos son propios del dialecto labortano. Esto parece indicar que los posibles establecimientos vascos en la región de Vestfirdir, de donde procede el manuscrito, serían de la zona vasco-francesa de San Juan de Luz. Se convirtió así la lengua vasca en la primera lengua viva para la cual se hizo un diccionario, aunque rudimentario, en Islandia.

 
Una de las páginas del glosario vasco-islándico.

sábado, 14 de octubre de 2017

Colección Liburuzale - número 4

HISTORIA DE LOS VASCOS EN EL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y CIVILIZACIÓN DE AMÉRICA

(TOMO 2)

por Segundo de Ispizua

 



"Esta es la historia del origen o formación de aquellas nacionalidades, su topografía, algo de sus razas primitivas y el cúmulo inmenso de dificultades de todo género con que debieron luchar aquellos héroes y aventureros que sometieron tan vastos, apartados, y, por su grandiosidad, indescriptibles territorios, a la Corona de Castilla, en el breve tiempo de cosa de medio siglo. No hay hazaña igual a ésta en los anales del mundo."


martes, 22 de agosto de 2017

Colección Liburuzale - número 3

HISTORIA DE LOS VASCOS EN EL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y CIVILIZACIÓN DE AMÉRICA

(TOMO 1)

por Segundo de Ispizua

 


"Esta es la historia del origen o formación de aquellas nacionalidades, su topografía, algo de sus razas primitivas y el cúmulo inmenso de dificultades de todo género con que debieron luchar aquellos héroes y aventureros que sometieron tan vastos, apartados, y, por su grandiosidad, indescriptibles territorios, a la Corona de Castilla, en el breve tiempo de cosa de medio siglo. No hay hazaña igual a ésta en los anales del mundo."


Colección Liburuzale - número 2

LA CAZA DE BRUJAS EN LAPURDI

por Jean Bernou

 


"El 17 de Enero de 1608, el rey Enrique IV tuvo aviso de que su país de Lapurdi estaba grandemente infectado de brujos. Se contaba que, en las horas más silenciosas de la noche, las brujas penetraban en las moradas y sustraían a los niños de sus cunas para consagrarlos al Diablo. El rey, entonces, comisiona a uno de los consejeros del parlamento de Bordeaux, Pierre de Rostéguy, señor de Lancre, para investigar los crímenes de brujería en dicho país de Lapurdi y alrededores, y así, para hacerles y completarles proceso de manera soberana. Es así que bajo el reinado de un hugonote convertido que había abrazado el catolicismo riéndose de la misa, se ve en una multitud de burgos apacibles reavivar las hogueras no ya para quemar a los herejes «enemigos de la fe», sino para arrojar en ellas a cristianos acusados de asistir al Sabbat y de practicar las artes diabólicas de los brujos y de los loups-garous."
 Esta es la primera vez que este libro se presenta en español, traducido del original francés de 1897 por nuestro grupo de traductores. 

Colección Liburuzale - número 1

ZUMALACÁRREGUI

por C. F. Henningsen

 



"El mérito principal de esta obra estriba en haber sido escrita con indiscutible sinceridad, la que, de ordinario, suele ser compañera inseparable de la verdad, por un extranjero que, libre de los prejuicios y pasiones que agitaron a nuestro pueblo en el turbulento siglo XIX, ha relatado lo que vio con sus propios ojos en los campos ensangrentados de Navarra y Vascongadas, sin que hubiera nada, ni egoísmos, ni pasiones, ni intereses, que pudiera oscurecer la visión exacta, a veces cruel y dolorosa, otras gloriosa y brillante, de los hechos extraordinarios que iban desfilando ante la retina de unos ojos azules que, desde las brumas del Támesis, vinieron a inundarse de resplandores rojos en tierras españolas."

martes, 11 de abril de 2017

Calendario Lunar Vasco



Etimología de los Días en Euskera y el antiguo calendario lunar vasco

 


En el libro “Aintzinako euskaldunen ilargi-egutegia”, el investigador  Josu Naberan nos presenta sus estudios sobre el significado de los nombres de los días de la semana en euskera.


 El investigador navarro Josu Naberan  nos presenta en su libro Aintzinako euskaldunen ilargi-egutegia” (“El antiguo calendario lunar vasco”), un estudio detallado de la nomenclatura actual de los días en los diferentes dialectos del euskera y se vale de ellos para reconstruir el calendario que habrían utilizado los vascos en la antigüedad. Su teoría se basa en la proposición de que nuestros antepasados utilizaban los ciclos de crecimiento y decrecimiento de la luna para medir el tiempo. Es decir, que los antiguos vascos utilizaban un calendario lunar como tantos otros pueblos de la antigüedad. La particularidad radica en el hecho de que los vascos, además, daban mayor importancia a la luna que al sol, y por ende midieran el tiempo en noches antes que en días. El hecho se desprende de que, en euskera se utiliza la palabra “gaur” para decir “hoy” (literalmente, “esta noche”), que claramente deriva de “gau”, que significa “noche”.
Pero empecemos con la nomenclatura moderna de los días en euskera y su correspondencia en castellano:

Euskera
Castellano
Astelehena
Lunes
Asteartea
Martes
Asteazkena
Miércoles
Osteguna
Jueves
Ostirala
Viernes
Larunbata
Sábado
Igandea
Domingo

           
Como puede apreciarse, los tres primeros días comienzan de una manera similar: “aste”, y no es casualidad, ya que “aste” significa “semana”. Si indagamos un poco más descubriremos que “lehen” significa “primero”; “arte” significa “en medio”; y que “azken” significa “último”. Entonces tenemos que “astelehena” es, literalmente, “el primero de la semana”. “asteartea” es “el del medio de la semana” y “asteazkena” es “el último de la semana”. Y aquí nos surge una nueva pregunta: ¿los vascos primitivos tenían una semana de tres días? A primera vista, pareciera que sí. De hecho, los celtas utilizaron antiguamente un calendario lunar con una semana compuesta de tres días al dividir el mes en tres grupos de nueve días. Y sabemos que los celtas han ejercido una influencia innegable en la cultura y lengua vasca. Hay teorías que afirman que la primitiva semana de tres días fue reemplazada (o ampliada), más tarde, por la que conocemos de siete días, mediante el simple método de agregar cuatro días a los tres ya existentes.
            Si nos fijamos en los nombres en euskera correspondientes a jueves y viernes inmediatamente reparamos en que ambos comienzan en “ost”. Este núcleo “ost”, que en otras palabras puede mutar en “ortz”, según Satrústegui

nos remite al pensamiento indogermánico que aporta el concepto
de divinidad celeste relacionada con la meteorología y las tormentas”.

En palabras simples, una divinidad del cielo, Ortzi, que se hace patente en palabras relacionadas con los estados atmosféricos (“oskarbi”, “cielo despejado”; “oskorri”, “arrebol”; “ostadar”, “arco iris”).
Sábado, “larunbata” parece provenir de “lauren bat” (cuarto de luna), por lo que pareciera referirse a una de las fases lunares. En cuanto a “Igandea” (“igo handia”, “la gran ascensión”), los entendidos señalan que se refiere al punto culminante de la ascensión lunar que coincide con la luna llena.
Tenemos, pues, la semana de siete días conformada de la siguiente manera:

Astelehena (lunes): en el dialecto occidental, al primer día de la semana de 7 días, astelehen, se le llamaba “ilen” hasta hace poco. Etimológicamente “ilen” podría ser, según el investigador K. Mitxelena, “il-egun” o “día de la luna”, paralelo al lunae dies latino o el lunes castellano. Según Naberan, como en el calendario solar no se contemplaban las fases lunares ni sus nombres, este día de la luna se aplicaría al primero de la semana, de ahí aste-lehen.

Asteartea (martes): también llamado “Martitza” en vizcaino, en clara alusión al dios romano Marte.

Asteazkena (miércoles): algunos investigadores consideran como sinónimos asteazkena, eguaztena y eguastena,

Osteguna (jueves, ortzeguna en dialectos orientales): A pesar de que algunos pensadores, como Pedro Pablo Astarloa, sostienen que osteguna es “el día posterior” (“oste”, detrás, después), de los tres que componen la semana. Caro Baroja lo relaciona con Ortzi:

“preferiría relacionar ortzirala y su víspera ortzeguna con
los nombres más corrientes que ese día tiene en Europa”,

y concluye diciendo que tanto ORTZ como EGU es del día del dios germánico Thor, relacionado con la claridad del cielo. “Osteguna” es sinónimo de “eguen”, que sería, según Naberan, el día central del larunbat festivo.

Ostirala (viernes, ortzirala en dialectos orientales): “Ira” significa impulsar,  derivado de. Ostirala sería, pues, el día después de osteguna.

Larunbata (sábado, sapata o sapatua en dialectos occidentales): para algunos autores, el nombre
parece provenir de “lauren bat” (cuarto de luna), por lo que pareciera referirse a una de las fases lunares.

Igandea (domingo, en dialectos occidentales “domeka”): según la mayoría de los autores, incluído Naberan, significaría “igan handia”, esto es, el punto más crecido de la luna llena. A
lgunos autores pretenden ver en el nombre una alusión cristiana que, sin embargo, no tiene correlación con ningún otro calendario cristiano conocido. Un sinónimo curioso es el de neskeneguna o “día de las mozas”. Muchos han mencionado a este respecto la costumbre de “neska-laguntze” (acompañar a la moza): el chico pasaba la tarde con la chica, la acompañaba hasta su casa y cenaba con la familia.

Hasta aquí la explicación actual de la semana, que presenta influencias célicas y cristianas. Pero, ¿cómo era el calendario vasco antes de todos estos aportes externos? Josu Naberan nos da en su estudio una reconstrucción probable del calendario lunar vasco a partir del propio significado de los nombres autóctonos de los días que nos han llegado a través de los diferentes dialectos. Desestima la teoría de que la semana vasca primitiva estaba compuesta solamente de tres días y propone, en cambio, un calendario basado en el mes lunar compuesto de cuatro “semanas” de duración variable más un ciclo de cuatro días que culmina con la noche de la luna llena.
Para Naberan, el mes estaría compuesto por dos “semanas”:  “Astelehena” y “Asteazkena” , que estarían compuestas a su vez por un número variable de días (generalmente seis). Ambas “semanas” estarían separadas por “Asteartea”, que como su nombre lo indica, está entre medio de dos semanas. Luego vendría el festival del plenilunio llamado “Larunbat”, que sería un ciclo de cuatro días con nombres diferenciados que culminaría con la luna llena. Luego de “Larunbat” vendrían otras dos “semanas” separadas por otro “Asteazkena”, y el mes finalizaría con la noche de luna nueva “Ilena”.

Astelehena: periodo de 6 noches con el que se inicia el ciclo lunar.

Asteartea: el día intermedio que separa ambas “semanas” (“Astelehena” y “Asteazkena”).

Asteazkena: período de cuatro a seis noches. Aunque algunos investigadores consideran sinónimos asteazkena, eguaztena y eguastena, Naberan cree que el primero hace referencia a un período más largo de tiempo y por eso empieza por aste (semana), y los otros dos, en cambio, hacen referencia a un día concreto egu (día).

Larunbata: para Naberan el origen de esta palabra es “laurren betea”, una fiesta de 4 días que culminaría con la noche del plenilunio. Estaría formado por Eguastena, Eguena, Barikua e Igandea.

Eguastena: deegu” (día), y “hasi” (empezar), por lo que podría tratarse del día de comienzo del festival.

Eguena: sería el segundo día del festival.

Barikua: Naberan propone que, teniendo en cuenta la variante “barieku”, puede tratarse de “abari-egu” (día de la cena). Sería así un nombre muy antiguo, anterior al cristianismo y relacionado con el festival de cuatro días de Egu o Larunbat. Sería el tercer día de este ciclo, en el que se realizaría una cena conjunta antes de que cada cual volviera a su casa.

Igandea: Naberan propone que su significado sería “igan handia”, esto es, el punto más crecido de la luna llena. Se trataría del último día del festival de Larunbat, y que coincidiría con la luna llena.

Ilena: la noche de luna nueva que cerraría el mes.

Para completar el calendario lunar, Naberan hace referencia a tres días que no han encontrado una explicación y un sitio claro en el calendario actual: Egubakoitz, Ebiabakoitz e Irakoitz (“bakoitz” significa único, solo). Según este investigador, los lapsos de tiempo entre las diversas fases lunares no son homogéneos. Normalmente en el ciclo lunar que va de fase a fase hay un intervalo de seis noches, pero a menudo es de siete y otras pocas veces es de ocho o de cinco. Por esa razón al día sobrante se le denominaría “Egubakoitz” o “Ebiabakoitz” (día suelto). Si sucediera otro día más, este octavo día sería “Irakoitz” (posterior al día suelto").